El Campillo sumó un punto ante el Chanza en el segundo partido de su destierro a Zalamea la Real como consecuencia de las obras de instalación de césped artificial que mantienen levantado el Francisco Valero Rojas. Y gracias, porque el Chanza fue superior ante un cuadro minero espeso y falto de ideas, que careció de cualquier cualidad que no fuera el orden defensivo. El punto, no obstante, vale su peso en oro, pues la derrota del Medina Arsena por 3-1 en el campo del Cerreño permite a los pupilos de Arsenio Piñero escalar hasta la segunda posición, con un punto de ventaja sobre el cuadro arundense.

La primera mitad fue un verdadero monólogo del Chanza, ante un cuadro campillero que no protagonizó ni una sola internada de peligro en el área defendida por Benito. Ahora bien, tampoco era el día del conjunto serrano, a los que condenó su falta de puntería ante el portal de Manuel David; eso sí, muchas veces causada por el acierto de la zaga local. Una tónica que se repitió en la segunda parte, aunque los mineros se estiraron un poco más con la entrada de Javi Vespasiano en la punta de ataque, quien obligó a estirarse a Benito en una de sus primeras intervenciones. El dominio, sin embargo, era del Chanza.

Los minutos pasaban y, de manera ilógica, el cuadro corteganés no era capaz de desequilibrar la balanza a su favor. álex tuvo el gol en el 69’, pero tras robar la cartera a la zaga y al cancerbero mineros, su tiro se estrelló con los reflejos de Manuel David. Diez minutos después, en un alarde de efectividad, el Campillo hace el 1-0. Jonathan aprovecha un balón suelto en la frontal y sorprende a Benito, algo desafortunado. Los serranos, en respuesta, intensificaron su acoso a la meta rival, lo que se tradujo en la igualada en el 84’, al cabecear Rafa a la red un balón que le llegó después de que Fernando sacara bajo palos un chut previo que ya había superado al portero.

Volvían las tablas al marcador y todo indicaba que si llegaba un nuevo tanto, éste caería del lado visitante, pero entonces un envío en profundidad a Javi Vespasiano deja al ariete campillero solo ante Benito, quien no puede hacer otra cosa que evitar el gol con las manos fuera del área: expulsión. Con uno más, la escuadra blanquiazul no puso en aprietos al Chanza, que, incluso, pese a la inferioridad numérica, no cesó en su empeño de buscar la victoria. El empate, por tanto, premia con generosidad la casta y la solidez de los pupilos de Arsenio Piñero y, en contraposición, deja un sabor agridulce en los corteganeses, que merecieron más.