Pablo Pineda (Huelva Información, 31 de agosto de 2004)
EL CAMPILLO SUFRE EL PEOR INCENDIO DE SU HISTORIA
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Un nuevo incendio ha sacudido El Campillo, tras un verano en que las llamas han arrasado gran parte de su término municipal. Este último foco, que se inició en la tarde del domingo, ha sido sin duda el más grave de los producidos hasta ahora en la localidad minera, ya que las llamas se han quedado a escasos metros del núcleo urbano tanto por la parte norte como por el oeste.
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Incluso se tuvo que proceder al desalojo de la aldea de Traslasierra y del centro de la asociación de disminuidos psíquicos Aspromín.
Alrededor de las 17 horas del domingo, los habitantes de Traslasierra tuvieron que ser desalojados entre lágrimas y el miedo fruto de la dramática situación. Los aldeanos temían por todo lo que dejaban atrás, ya que el fuego amenazaba con arrasar todas sus posesiones: casas, animales, huertos.
Al tratarse de un fin de semana había un mayor número de personas y, en total, tuvieron que ser evacuadas unas 120 vecinos. Los desalojados fueron acogidos en el centro de día para enfermos de alzheimer de El Campillo hasta que pudieron volver a sus casas, alrededor de las 23 horas.
Muchos se temían lo peor. Éste es el caso de Juana Méndez, El Campillo sufre el peor incendio de su historia que sufrió por su hijo Antonio y su sobrino Basilio, que se negaron a abandonar la aldea en un principio, y por sus cabras y sus perros, que podían haber muerto calcinados. Afortunadamente, el suyo ha sido un final feliz. En cambio, Juan José Díaz no ha tenido la misma suerte. Vio como las llamas arrasaban las 12 hectáreas de un terreno de su propiedad: el huerto y las 30 parras han quedado carbonizadas. Sin embargo, pudo evitar que ardieran su nave y sus cerdos gracias a que limpió el terreno con una máquina desbrazadora. La Guardia Civil lo echó de la zona en varias ocasiones, pero volvió hasta que pudo poner a salvo a los animales en sus cochineras. Al final, tuvo que huir en su moto porque las llamas le pisaban los talones.
El episodio épico de la jornada lo protagonizó Juan Mora, que se dirigió al lugar en el que permanecían sus caballos para ponerlos a salvo de las llamas. Una vez que los caballos no corrían ningún riesgo volvió a su casa de Traslasierra para guarecer a sus cabras, cerdos y gallinas. Definitivamente, la Guardia Civil y el alcalde de El Campillo, Fernando Pineda, lograron convencerle para que abandonara la aldea.
Durante la tarde tuvo que realizarse la misma operación en el centro de Aspromín, donde los profesores y monitores se plantearon el desalojo en sus propios coches. En el mismo momento en que salían, el fuego había llegado ya hasta unos eucaliptos situados en los aledaños. Mientras tanto, en las calles de El Campillo costaba bastante trabajo respirar como consecuencia del abundante humo. Fue una situación de alarma y de gran nerviosismo.
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