Huelva Información / Pablo Pineda, 1 de mayo de 2009
El Campillo saluda a sus mayordomos en el cambio de varas
Centenares de campilleros inician mañana la primera de las peregrinaciones a la finca El Cura en busca del romero para la Santa Cruz
Carmen Dorado y Ángel Gadea han tomado esta tarde la vara de la Romería de la Santa Cruz de El Campillo. Marcados por una profunda emoción, por una mezcla de esas magnánimas sensaciones que, por regla general, escapan a su traducción exacta en forma de palabras, han recogido el testigo de Felisa Fariña y Bernardo Vasallo en una Plaza del Ayuntamiento que, inundada por el colorido de los trajes de flamenca, el constante trasiego de caballos y la música del coro valverdeño Aroma de Pinares, rebosaba esplendor y alegría. El pueblo lucía sus mejores galas para saludar a sus nuevos mayordomos.
Ambos cumplían así el sueño de ser los encargados de encabezar la vasta comitiva que, a partir del mediodía de mañana, iniciará la primera de las peregrinaciones a la finca municipal El Cura. El objetivo, la búsqueda del romero que los campilleros, a la llegada al pueblo, esa misma noche, entregarán en señal de ofrenda a la Santa Cruz en su Ermita para partir de nuevo, ya al día siguiente, tras la conclusión de la misa de romeros de las 9.15 horas, hacia el campo de la romería. Esta vez, junto al simpecado.
El cambio de varas, después del pregón de Carmen Dorado y la apertura oficial de la Ermita del pasado fin de semana, era el único prolegómeno que faltaba para que todo estuviera preparado para el inicio del camino, para ese anhelado momento en el que decenas de carretas, cientos de caballos y cerca de dos millares de peregrinos abandonarán el casco urbano de El Campillo por la calle Constitución para, a través de Cuatro Vientos, adentrarse en la senda hacia la finca El Cura en compañía de la ribera de Cachán, en cuyas aguas se ‘bautizará’ a los romeros noveles.
Pero esta prueba de devoción masiva de los campilleros por la Santa Cruz ya ha quedado patente hoy mismo. Y es que, después de que Carmen Dorado y Ángel Gadea recibieran el timón de la fiesta de mayor arraigo entre los habitantes de la localidad minera, un nutrido grupo de fieles ha procedido, junto a la directiva de la Hermandad que preside José María Monterrubio, a realizar la tradicional ofrenda de flores a la Santa Cruz.
Mañana ya sólo queda que los campilleros, que se despertarán con los sones de los tamborileros, culminen los últimos retoques del aderezo de las carretas, que los jinetes preparen los arreos de los caballos y que los peregrinos carguen de vino sus botas. De este modo arrancarán los días grandes de una celebración que propicia el retorno a su tierra de buena parte de aquellos que, en su momento, se vieron obligados a emigrar. Son días de reencuentro, de recuerdo de los que ya no están, de convivencia y, sobre todo, de cante y baile en torno a la Santa Cruz.
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